Por ALVARO GOMEZ SANABRIA
Este texto abordará brevemente algunas problemáticas en lo referente a la redistribución y reconocimiento de la mujer especialmente la campesina como sujeto de derechos y como importante generador de desarrollo no solo en el agro sino en la económica general de Colombia. Entonces es así como estas cuestiones se asocian a la inequidad y la mala distribución tanto de bienes como de servicios para la mujer en este país Suramericano, donde existen estructuras muy bien cimentadas que hacen visible la diferencia en la que se encuentra la mujer campesina. Para abordar el tema me apoyo en planteamientos de Nancy Fraser, a quien citaré en muchas partes del articulo.
Quizás el desarrollo económico y la globalización hacen que se presenten aún más las diferencias de género que vemos en la actualidad. No importa el continente el país, la región ciudad o población, donde aún siguen arraigadas algunas prácticas que se transfieren en la diferencia, en la inequidad y causan impacto y repercusión en las mujeres. Quizás ha sido esa dinámica de luchas de clases que han sublevado a la mujer en el ultimo tiempo referente al paradigma de poder del hombre lo que está generando que gane terreno perdido desde tiempos históricos, donde siempre fue atribuido al género masculino la capacidad de mando y desarrollo en una sociedad, tal como lo muestran textos milenarios y religiosos como las sagradas escrituras que indican realidades diferentes a las que se encuentran plasmadas en escritos históricos que aparecen recientemente acerca de mitos como el de Llith, aquella primera mujer de Adán que sintió que su trato era desigual en el Jardín del Edén, y se revelo ante estas injusticias pero que posteriormente escritos mal intencionados que nos han mostrado y enseñado a través de los años, indican que esta mujer no es mas que un demonio que ataca a infantes, haciendo ver la revelación de la mujer como cosa de seres inferiores y de oscuridad. Pero para contrarrestar bien esta historia se crea a Eva de la costilla de Adán, entonces dando a entender que la mujer siempre debería ser sumisa, rendir, servir, favorecer y ser útil para el hombre casi como un objeto, prevaleciendo los valores patriarcales de esa cultura machista dando mas desigualdad social, cuando lo que realmente se necesita es el elemento clave del reconocimiento para el género femenino, dando la importancia y valoración social que la mujer juega en el aspecto de seguridad, estabilidad, enseñanza y crecimiento de nuevas generaciones en conjunto con la redistribución, generando un sentido de bidimensionalidad. Leer el resto de esta entrada »
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